Mi salto a una Mac

La última vez que usé una computadora Mac fue a finales de la década de los 80, mientras asistía a la Universidad. Era una Macintosh original, que necesitaba un disco floppy para que el sistema operativo arrancara.

En los 90, cuando finalmente el precio de las PC comenzó a bajar drásticamente, compré mi primera computadora, una Intel 386 con 2 MB de memoria y un disco duro de 20 MB. El sistema operativo era Windows 3.1 y recuerdo que cuando trataba de abrir más de un programa a la vez, me mostraba un error diciéndome que no podía hacerlo porque necesitaba más memoria.

Mucho ha cambiado desde esos tiempos, sin embargo lo que nunca cambió fue mi apego a las computadoras de Windows. Con cada nueva actualización al sistema operativo de Microsoft, mi afición crecía.

Retomé un producto de Apple cuando compré una iPod de la segunda generación. Siguió el iPhone 2, iPhone 4, y finalmente la iPad 2 el año pasado. Ahora solo me faltaba una Mac para terminar mi conversión.

La semana pasada finalmente me compré una MacBook Pro. Honestamente no fue el OS Lion el que me hizo tomar esta decisión, aún cuando varios de mis amigos fanáticos de los productos de Apple se cansaban de decirme que el Lion era mil veces mejor que Windows 7, sino que fueron los productos secundarios de Apple los que realmente me cautivaron. En los últimos años Apple ha sacado una serie de softwares exclusivos para las Mac (iMovies, iBook Author y otros) los cuales se integran de una manera natural al ecosistema de los productos de Apple. Crea un libro en iBook Author y con solo conectar tu iPad a la Mac lo podrás ver publicado. Crea una película en iMovies y puedes verla en el Apple TV tu iPhone o iPad. Apple magistralmente ha sido capaz de crear un ecosistema de software y hardware que se integran bajo el manto de una Mac. Es como si fuera un rompecabezas donde la Mac es la última pieza que completa el acertijo.

Debo reconocer que me sentí completamente perdido y fuera de mi elemento apenas arranqué la MacBook Pro. Cada vez que instalaba un nuevo programa el ícono me aparecía en la barra horizontal de abajo, y pronto estaba lleno de ellos. Esto no sucede en Windows. Al menos Windows te pregunta si quieres el ícono en la pantalla o en la barra.

Aún no estoy seguro si para desinstalar un programa con solo arrastrarlo a la papelera es suficiente, o debo utilizar algún programa equivalente al “Uninstall” de Windows para asegurarme que todos los archivos relacionados con el programa sean borrados. Si arrancaba más de un programa simultáneamente y quería navegar hacia la pantalla inicial (escritorio), no sabía como llegar a ella al menos que minimizara los programas uno a uno (todavía no he descubierto como hacerlo) Hasta la forma de desplazarme con la almohadilla táctil a través de una página web es opuesta al Windows.

Por el otro lado he descubierto varias cosas en el OS Lion que deseara que el Windows tuviera. La capacidad de poner los acentos en las palabras con solo mantener presionada la tecla de la letra, o la maravillosa idea de usar una combinación de teclas para seleccionar una sección de la pantalla que quieras copiar y luego la imagen te aparece automáticamente en el escritorio.

No hay duda de que Apple ha hecho un excelente trabajo con su sistema operativo. Es rápido, menos complejo y mucho más intuitivo, algo que ayuda muchísimo a un novato como yo.

Después de una semana de uso constante, me doy cuenta de que cuando necesito una laptop levanto la MacBook Pro en vez de mi laptop de Windows. Todavía considero a mi PC de escritorio con el Windows 7 instalado como mi computadora principal, pero cada minuto de ocio donde uso alguna computadora para escribir o leer, automáticamente recojo mi iPad 2 o la MacBook Pro.

¿Será que me estoy convirtiendo en un Apple-fanboy? ¿O es que ya lo soy pero no me he dado de cuenta todavía?

A propósito, si alguien sabe algún truco bueno para ayudarme con la Mac, déjamelo en el comentario.

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  1. Bitacoras.com - 2012/03/08

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